¿Los innovadores nacen o se hacen? La opinión generalizada es que se trata de una característica innata. Sin embargo, diversas investigaciones apuntan que las habilidades creativas no son simples rasgos genéticos con los que nacemos sino que pueden desarrollarse mediante el aprendizaje y la práctica. Clayton Christensen señala que las habilidades de descubrimiento que diferencian a los innovadores de las personas normales son las capacidades de asociación, de cuestionamiento, de observación y de experimentación. Cuando Steve Jobs desarrollaba el Apple II, molesto por el ruido que no le dejaba concentrarse, se planteó que éste debía ser silencioso, para lo cual debería carecer de ventilador. Esta era una idea bastante radical en la época, ya que todos los ordenadores requerían un ventilador para evitar el sobrecalentamiento. Nadie se había cuestionado este tema, pero Jobs fue capaz de desarrollar una fuente de alimentación diferente, creando el ordenador personal más pequeño y silencioso. Otro ejemplo es el de Edwin Land, que diseñó la cámara Polaroid durante unas vacaciones, motivado por las insistentes preguntas de su hija de tres años, que no entendía por qué no podía ver inmediatamente las fotos que realizaba.

 

 

Jorge Parra

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